V I V I R - I
Considero que la vida es como una travesía por la mar océana, para arribar a las Islas Afortunadas, Luminosas o de la Felicidad (el mítico Itaca)
En realidad son más bien pocos, los navegantes que llegan a esas costas, pues los peligros a sortear son muchos y en general las embarcaciones son malas y el rumbo suele desconocerse.
Los peligros que acechan a los navegantes son: tormentas, fuertes vientos y oleajes, así como nieblas y oscuridad que impiden la visibilidad necesaria para evitar colisionar con otras naves o acabar varados en bajos y playas o destrozados contra arrecifes y roquedos. Además están las negras naves piratas, con sus banderas de igual color, prestas a asaltar a las pequeñas embarcaciones, desprovistas de defensas y medios disuasorios. Así los corsarios se apoderan fácilmente de todo lo que llevan las simples embarcaciones y reducen a sus tripulantes a la esclavitud.
Hay también otros personajes siniestros, no menos peligrosos: los charlatanes, embaucadores y mercachifles de toda condición. Siempre dispuestos a engañar, mentir, estafar, confundir, ocultar datos, manipular en todos los aspectos de la vida y especialmente, en enfrentar y dividir a las personas. Se llevan bien con los piratas, pues al fin y al cabo son también ladrones, aunque tratan de evitar en lo posible, la violencia física de aquellos, (conocidos como falsos profetas o lobos disfrazados de corderos, aunque siempre identificables por su malvada forma de obrar).
Respecto a las naves, la mayoría son rústicas armadías, balsas o bateas, incapaces de resistir largas singladuras y menos con malos tiempos. Por eso sus navegantes desean y sueñan con pasar a mejores naves, pero son pocos quienes lo consiguen.
Aunque la dificultad mayor para arribar a las Islas de la Felicidad, es la de seguir el rumbo hacia ellas. No es fácil, pues los instrumentos de navegación son escasos. Pocas embarcaciones disponen de brújula, sextante, reloj exacto y cartas de navegar y aun son muchas menos las equipadas con sistemas electrónicos de ayudas a la navegación.
Sin embargo, los navegantes no son lanzados a la mar desprovistos de habilidades y conocimientos para navegar. Todos reciben la capacitación necesaria para navegar adecuadamente y llevar el rumbo sin dificultad. Pero con el diario trajín y las complicaciones de la navegación, esos conocimientos se olvidan.
Afortunadamente existen los Caballeros y Damas de la Blanca Luz (hay quien les conoce por los “Quijotes”) y sus resplandecientes naves, con sus brillantes banderas, patrullando por todos los mares. Estos Caballeros y Damas vestidos de blanco, nos defienden de piratas y timadores, nos regalan provisiones y equipamientos y principalmente nos instruyen sobre navegación y cómo seguir el rumbo para alcanzar nuestra meta, lo más directa y fácilmente posible. Con este fin condensan sus enseñanzas de forma simple y llana en dos palabras- legadas por su Maestro - que nos animan a musitar de continuo: VIGILAR Y RECORDAR. Con “vigilar”, quieren decirnos que en todo momento hemos de estar pendientes y atentos al curso de la navegación, a sus cambiantes circunstancias y a los peligros que la rodean. Con “recordar” nos instan a no olvidar el rumbo hacia la Blanca y Clara Luz que envuelve las islas de nuestro destino, siguiendo su ejemplo de ayuda desinteresada a cualquier navegante, necesitado material o psíquicamente de colaboración, ya que ahí está compendiado el rumbo a seguir, por la necesidad de apoyo mutuo que todos tenemos, en tan arduo viaje: hoy por ti y mañana por mi.
Encontrar ayuda en la basta mar y dar con las naves de los Caballeros y Damas de la Blanca Luz, parece una empresa imposible, sin embargo resulta fácil, pues estos “caballeros y damas ”, no solo navegan en círculo alrededor de unas coordenadas fijas en naves grandes o medianas, sino que están desparramados por toda la Rosa de los Vientos, en pequeñas embarcaciones y artefactos flotantes de todo tipo. Embarcaciones siempre blancas, fáciles de divisar entre las aguas por su destacable color y porque todas llevan un largo mástil con una bandera blanca, bien visible a plena luz y perfectamente iluminada en las noches, nieblas y tormentas, donde en letras doradas se lee: VIGILAR Y RECORDAR.
Lusán, noviembre de 2010
V I V I R II
La oposición entre Caballeros y Damas de la Luz y los Piratas, en su aspecto material, es de naturaleza eterna.
Los seres que viven en la oscuridad querrían masacrar, eliminar, destruir y acabar definitiva y para siempre con los habitantes de la luminosidad. Aunque esto jamás lo consiguen ya que la luz es parte inseparable de cada ser, que libremente puede aumentar o disminuir. Por esto hay períodos, donde bien la luz o bien la oscuridad, predominan, mostrando entonces mas potencia y poder que su opuesto, aunque nunca llega a desaparecer completamente.
Esta es la razón por la que quienes moran en la luz, jamás han estado empeñados en una lucha de destrucción material o supresión definitiva y total del otro y aun, ni siquiera en su maltrato. Esto nunca ha estado en su constitución cosmogónica y es justamente aquí donde reside, según sus contrarios, su vulnerabilidad.
De esta forma su objetivo o misión les es claro: llevar la luz a cualquier lugar, iluminarlo, propiciar y facilitar, que la visión, que el ver, entender y comprender plenamente, sea posible para todos. Así cada uno libremente puede decidir donde situarse, es decir, involucionar hacia la oscuridad mas animal y salvaje o evolucionar y desarrollarse hacia la luminosidad mas perfecta posible.
Sin duda es una labor pedagógica y no bélica, necesitada de grandísima paciencia y no menos largísimo empeño, máxime cuando las dificultades hacen que la navegación vital, no sea fácil, como consecuencia de los imprevisibles cambios del tiempo y la presencia de corsarios y charlatanes por doquier, que llegan incluso a infiltrarse entre los Caballeros y Damas de la Luz: son los llamados falsos profetas o lobos disfrazados de dulces abuelitas. Afortunadamente terminan siendo descubiertos por sus tropelías, por sus frutos, por sus obras.
Al considerar los Caballeros y Damas de la Luz, todas las dificultades y trabas existentes para llegar a las Islas Bienaventuradas, decidieron enarbolar por toda la Tierra, sus Blancas Banderas con su Dorado Lema: VIGILAR Y RECORDAR.
Lusán, enero de 2011
V I V I R III
Los Caballeros y Damas de la Luz, explican a los navegantes que a lo largo de su singladura se encontraran con una amplia tipología de charlatanes, mercachifles, manipuladores, timadores e hipnotizadores varios, que pululan por todos los mares. Los más conocidos son los siguientes:
Especuladores, que saben muy bien que si algún objeto escasea, su precio aumenta, por esto manipulan de mil y una manera los productos o servicios para que escaseen en relación con su demanda.
Susurradores o recitadores, que publicitan de continuo el deseo de consumir sus maravillosos productos, los cuales se encuentran por todas partes y al alcance de cualquiera.
Ilusionistas y encantadores o vendedores de humo e inutilidades en general. Son los supremos charlatanes, capaces de los timos más audaces. Realmente no venden más que envoltorios muy atractivos y muy bien presentados en todos sus aspectos, que prácticamente nada útil tienen en su interior, por eso en general, al abrirlos desaparecen como humo en el aire
Pícaros, sujetos maliciosos, y sumamente hábiles para manipular en su beneficio o en el de sus secuaces los pequeños o mayores ahorros –siempre escasos y arduamente reunidos – y contribuciones sociales de la mayoría. Como no es su dinero, carecen de la menor preocupación sobre la necesidad y conveniencia de invertirlos adecuadamente. Su gozo y pasión es despilfarrarlos a manos llenas, eso si, entre sus aduladores y compinches.
Ante toda esta caterva de embaucadores y ladrones codiciosos, los Caballeros y Damas de la Luz, nos instan a tener muy presente la máxima que se lee en sus pendones: VIGILAD Y RECORDAR.
Lusán, enero 2011
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