viernes, 8 de abril de 2011

Carta a un amigo

He leído y comentado con mis conocidos, respecto a la creencia en la reencarnación de los orientales.
A mi ese principio, no me gusta e incluso me resulta antipático, porque, ¿de qué sirve volver a esta vida, si no recuerdas tus experiencias anteriores? Tendrás que aprender todo de nuevo y posiblemente, volverás a caer en los mismos o parecidos errores y a sufrir por iguales situaciones que las pasadas. Además, ¿qué sentido tiene repetir una vida insulsa, trabajosa, con satisfacciones escasas y normalmente rutinaria, como en general suele suceder? No encuentro explicación convincente y la mas apropiada que he hallado, es la que manifiesta que la vida, el vivir, es un camino o herramienta de perfección o evolución, a fin de conseguir un ser mas humano, sin ninguno de sus defectos y con todas sus virtudes en el mas alto grado.
Por todo esto, me interesa muchísimo mas, rejuvenecer, volver a los veintitantos años, cuanto a lo físico y mental, una vez llegada la cincuentena, antes que reencarnar. De esta forma quedaría intacta la experiencia anterior, lo aprendido hasta entonces, evitándose repetir errores y sufrimientos. Sabiendo mucho mejor como lograr una vida mas agradable, fácil, humana y feliz, que hasta esa edad. Sería como una nueva oportunidad, pero estando más preparados, conociéndonos más a nosotros mismos y a la sociedad en la que vivimos.
Quizás en algún futuro, la tecnología genética conseguirá realizarlo, mas fácil en el aspecto físico y seguramente bastante mas difícil cuanto al rejuvenecimiento neural o cerebral.
Sin embargo y mientras llega ese desarrollo génico, podemos utilizar los procedimientos tradicionales, avalados por la ciencia actual, para mantenernos en las mejores condiciones físicas y mentales, ya que solo tenemos un cuerpo y una mente para toda la vida:

Hacer ejercicio o practicar algún deporte, regularmente, sin competir con nadie, ni cansarse y mucho menos llegar a agotarse o a la extenuación. Al punto que resulta beneficioso, incluso realizar ejercicios sentados.
Respirar aire lo mas puro posible, para lo cual, es ideal pasear por el campo o monte (además tiene el beneficio, de entrar en el relajante ritmo de la naturaleza). Cuidar que las respiraciones sean profundas, llenando los pulmones, lejos de las cortas respiraciones normales.
Comer productos naturales, para lo que es ideal nuestra tradicional dieta mediterránea: vegetales, legumbres, frutas... Evitar productos refinados como la sal, el azúcar… y los alcoholes destilados, drogas y la automedicación.
Desechar los pensamientos negativos, reemplazándolos por positivos y optimistas. Tratando de estar contentos y satisfechos la mayor parte del día, para lo que es imprescindible perdonarnos por nuestros errores y perdonar a los demás por los suyos. En general no queremos errar. Ante una decisión no sabemos con certeza qué hacer (tal y como sucede al llegar a una bifurcación de caminos; no sabemos cual tomar). Si erramos, solo nos damos cuenta, una vez realizada la experiencia (o séase, después de caminar durante un tiempo por uno de los caminos - a toro pasado -, entonces, decimos, debí coger otro, en vez de este) , pero ya lo único posible es aceptar lo sucedido y enmendarlo en lo posible y siempre, siempre “VIGILAD y estad atentos a lo que sucede a nuestro alrededor ” y RECORDAR hacia donde hemos de ir: hacia nuestro mejoramiento y perfección.
Confiar en que cualquier situación por mala que sea, pasará y terminará. No perder la esperanza de mejorar, pues como bien dice E.Kubler Ross en “Los niños y la muerte”(Pág. 10): “los seres humanos siempre han luchado, esperado, soñado, triunfado, perdido y vuelta a empezar ”.
Relajarse mentalmente, evitando la sobrecarga del sistema nervioso, debida a pensamientos repetitivos de carácter pesimista o negativos. No es el estímulo externo el que nos tensa, sino los pensamientos internos que producimos o nos decimos. Es decir, nuestra respuesta a esos estímulos, que no podemos controlar, pero sí la respuesta que damos -. De aquí el consejo popular: en vez de preocuparse, ocuparse.
Procurar trabajar en lo que guste o hacer todo lo posible para que el trabajo guste. Recordar que aunque se trabaje en una empresa o institución, realmente trabajamos para personas, para los usuarios de los productos y servicios de esos entes, sin preocuparse por obtener resultados favorables e inmediatos del trabajo que se realiza. Cuando se trabaja con constancia, siempre se obtienen buenos frutos, antes o después.
Tener alguna afición con la que disfrutar al practicarla.
Respetar a todo lo que existe y ayudar a quien lo necesite, según nuestras posibilidades. Nos permitirá evolucionar humanamente, evitando conflictos y luchas que llevan a la involución, a la más bestial animalidad. Para esto examinar cuidadosa y desapasionadamente las ideas y filosofía, que se propagan de continuo entre la sociedad, sometiéndolas al criterio de ser constructoras o destructoras del humanismo, entendido como “larga sabiduría… cuyo propósito es el ennoblecimiento armónico del ser humano, en sus facetas ética y estética, existencial y espiritual”, tal y como queda expuesto en: “Sobre el viejo humanismo” (Pág. 11.2010)
Lusán. Marzo 2011

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