jueves, 23 de febrero de 2017

Juventudes de la dictadura

En los años 70 la represión era una ralidad constante, que nos hacía vivir con el alma en vilo, te podía caer algún palo, y de hecho más de uno cayó. En mucho momentos se sentía asfixia cultura y existencial y había necesidad de salir al extranjero a airesarse si se podía.
Uno se sentía realmente confortado y seguro, quizás demasiado, en la convicción de que se perseguía una causa justa. En los mejores momentos, había incluso esperanza de que se podría acabar con la dictadura.
Lo peor de la dictadura, es que michos de los que la impusieron o la mantuvieron desde ese 18 de julio de 1936 no la han dejada atrás, sino que aspiran a repetirla. (publicación de julio de 1981).
Joaquín Arango

El catolicismo era un dogma. Respecto a la mora, ha caído sobre mí todos los males que la moral católica acarreaba en el tiempo del franquismo, como era aquella falta de información sobre lecturas, aquellos terribles temores que la religión católica usaba para oprimir a los niños.
La dictadura dejó huella profunda en mí, hasta tal punto que cuando salía al extranjero he sentido vergüenza de ser español, porque estaba en inferiodad de condiciones. No era un problema de ser más ricos o más pobres que los franceses, o que los ingleses o que los yankis, sino estar castrados, llevar la marca en la frente como los nazis se la pusieron a los judíos, de ser subdesarrollados mentales por estar debajo de una dictadura.
Germán Sánchez Espeso

Mi padre era notario y conocía a gente muy importante, cuando se acercaba el mes de agosto, la gente que llegaba al despacho de mi padre le pedían que agilizara sus asuntos pendientes, poniendo el pretexto de que se tenían que ir de vacaciones. Y esas vacaciones era que, cuando iba Franco con el Azor a San Sebastián, les metían a todos en chirona. A gente como ésta, que eran los dueños de medio Euskadi, y  algunas de las fortunas más importantes del país. Pero alguno tenía veleidades nacionalistas, hablaba en euskera, comía marmitako..., y durante la estancia de Franco se los llevaban a Maturtene o los deportaban, y por eso queían dejar resueltos los asuntos, para al volver en septiembre a sus despachos, cuando Franco ya se había ido, encontrarse con todo en marcha. Y los hijos de gente como ésta son ahora ETA. (edición de 1981)
Fernando Savater

Viví el 18 de julio como una tragedia, todas las guerras son espantosas, pero una guerra civil, una guerra en la que se enfrenta un ejército contra un pueblo me parece algo desacabellado, es una historia de ciencia ficción.
En julio de 1936 no estaban las cosas maravillosamente bien, pero el trauma que provocó esa contienda de tantos años fue tremendo, hasta el punto que todavía hoy vivimos sus sucuelas.
Para mí fue un trauma el aspecto cultural y el ascpecto de la lisbertades cívicas. En el terreno de las libertades el trauma fue total.
Luis Antonio de Villena




1 comentario:

celso dijo...

Muy buenas reflexiones